Las inversiones en infraestructura hídrica dependen en gran medida de la salud y el buen funcionamiento de los ecosistemas que regulan la cantidad y la calidad del agua, así como los flujos de sedimentos. Los sistemas construidos tradicionales (infraestructura gris) generalmente requieren grandes inversiones para su construcción y operación, al mismo tiempo que carecen de la flexibilidad necesaria para adaptarse a tiempo a los cambios externos. La integración de los ecosistemas en el diseño y la operación de los sistemas de agua puede aportar una variedad de beneficios, mejorar la adaptabilidad al cambio y ahorrar costos a largo plazo.

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Photo: Emilio Cobo

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